Abierto al público entre octubre y abril, con un receso por fiestas de fin de año —del 23 de diciembre al 2 de enero—, Karukinka protege cerca de 300 mil hectáreas de bosques subantárticos, turberas conservadas y ecosistemas marinos y terrestres que albergan fauna nativa de alto valor ecológico, como guanacos, cóndores y elefantes marinos.
Un territorio remoto que exige autocuidado
Su singular belleza paisajística y su importancia para la conservación convierten a Karukinka en un lugar privilegiado, pero también en un entorno que exige preparación y respeto por las normas. Se trata del único parque de Tierra del Fuego con presencia permanente de guardaparques durante todo el año, con un equipo de 10 personas en terreno.
Este personal ha sido capacitado recientemente en Wilderness First Responder (WFR) y rescate organizado, formación especializada en primeros auxilios y evacuación en zonas remotas, incluyendo técnicas con cuerdas para emergencias en espacios confinados.
“El Parque Karukinka se encuentra en un territorio de difícil acceso, lejos de hospitales y centros de salud y con muy baja conectividad. Por eso reforzamos permanentemente el mensaje de autocuidado, respeto por las normas y seguimiento de las indicaciones de los guardaparques, además de ingresar solo por accesos autorizados”, explicó Melissa Carmody, representante de WCS Chile, entidad que administra el parque.
Conservación: una tarea compartida
Karukinka enfrenta amenazas relevantes para sus ecosistemas, entre ellas la presencia de especies exóticas invasoras, como el castor y el visón, y el riesgo de incendios forestales. Por este motivo, está estrictamente prohibido encender fogatas, utilizar cocinillas fuera de zonas habilitadas y fumar al interior del parque.
Las condiciones del territorio —material vegetal altamente combustible, bajas precipitaciones, fuertes vientos y accesos complejos— convierten cualquier foco de fuego en un riesgo mayor para la biodiversidad y la seguridad.
Asimismo, se solicita a los visitantes no perturbar la fauna silvestre, especialmente durante períodos reproductivos, manteniendo siempre una distancia adecuada de observación. El ingreso de animales domésticos no está permitido, debido al riesgo sanitario y de perturbación ecológica.
Plan de manejo con proyección al 2029
El Parque Karukinka cuenta con un plan de manejo actualizado, que establece una hoja de ruta hasta el año 2029. Este instrumento orienta la gestión del área protegida mediante la identificación de objetos de conservación biológicos y culturales, así como la reducción de amenazas que los afectan.
Entre los principales objetos de protección definidos se encuentran los bosques subantárticos, las turberas, los elefantes marinos, el guanaco y el patrimonio cultural del pueblo Selknam. Las amenazas prioritarias incluyen los incendios forestales, las especies invasoras y la presencia de perros sin supervisión.
Visitar Karukinka implica no solo disfrutar de uno de los paisajes más prístinos del sur del planeta, sino también asumir un compromiso activo con su conservación, entendiendo que la protección de estos ecosistemas depende tanto de la gestión institucional como del comportamiento responsable de cada visitante.